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La vacuna Sputnik V.I.D.A. contra el COVID-19 que se producirá en la Argentina

Sputnik V.I.D.A. será el nombre que tendrán las dosis que fabricará en la Argentina el Laboratorio Richmond, en su planta de Pilar, tras el acuerdo firmado con el Instituto Científico Gamaleya. Se trata del acrónimo Vacuna de Inmunización para el Desarrollo Argentino y constituye la primera experiencia en Latinoamérica de la elaboración de la Sputnik, una de las vacunas contra el COVID-19.
 
La producción local de las vacunas rusas se concretará en la fábrica que la empresa que preside el empresario Marcelo Figueiras ampliará en el norte del Conurbano, tras el exitoso lanzamiento del reciente fideicomiso financiero, con la participación del Banco de Valores como fiduciario por 70 millones de dólares, que serán destinados a financiar el proyecto, que además permitirá producir localmente otro tipo de terapias biotecnológicas a futuro.

Según declaró a la prensa el presidente de Laboratorios Richmond, Marcelo Figueiras, el proyecto de la producción local de la vacuna Sputnik V.I.D.A. será en dos etapas. En la primera, que es la actual y la que ya comenzó hace dos meses, el principio activo de la vacuna es importado desde Moscú. Y en la Argentina se realiza la formulación, el filtrado y el envasado final. Es decir, la parte final del proceso.

“En mayo vamos recibir el principio activo desde Rusia, que nos posibilitará iniciar la producción local de la vacuna con 1 millón de dosis mensuales. Y esperamos que a fin de junio podamos llegar a 5 millones mensuales, que es la capacidad de nuestra planta”, afirmó el empresario, que confirmó que el costo de cada dosis terminada asciende a 9 dólares, como el precio similar a la producida en Rusia.

El laboratorio argentino Richmond fabricó hasta ahora 21.000 dosis y una parte de ellas ya están en Rusia para ser testadas por los científicos del Instituto Gamaleya, creadores de la inoculación. “No se mandan las 21 mil dosis, sino que se manda una muestra. Se producen tres lotes consecutivos para poder certificar el proceso de producción, que es muy importante, y de esos lotes se sacan muestras del componente uno y del componente dos, y se envían ya congeladas”, detalló ayer la asesora presidencial Cecilia Nicolini, que viajó a Rusia junto al ministro de Economía, Martín Guzmán, y Figueiras.

“La Argentina fue la primera en América Latina en aprobar el uso de la vacuna Sputnik V y comenzar a vacunar a la población. Hoy nos complace anunciar que la Argentina también se ha convertido en el primer estado de la región en iniciar la producción de Sputnik V gracias a la asociación entre RDIF y Laboratorios Richmond. Sputnik V está aprobada en más de 10 países de América Latina y Centroamérica, y la producción en Argentina permitirá realizar las entregas a nuestros otros socios”, afirmó Kirill Dmitriev, director Ejecutivo (CEO) del Fondo de Inversión Directa de Rusia (RDIF).

Científicos rusos probaron que la vacuna Sputnik V tiene una efectividad del 97,6% contra el COVID-19 en una evaluación del “mundo real” basada en datos de 3,8 millones de personas. La nueva tasa de efectividad es más alta que la del 91,6% descrita en los resultados de un ensayo a gran escala de Sputnik V publicado en la revista médica The Lancet este año y se compara favorablemente con datos de efectividad de otras vacunas contra el COVID-19.

“Es una buena noticia que debemos comunicar con mucha prudencia. Tenemos equipos científicos importantes en nuestro país, a la altura de la ciencia del mundo, que están desarrollando datos y aportando información clave”, afirmó Filgueira desde Rusia, destacando el conocimiento y la ciencia argentina para lograr este hito. Recientemente posteó una foto en su cuenta de Instagram: “Hay equipo, pasión, mucho trabajo, emoción y ganas en el Gamaleya Nacional Institute of Epidemiology and Microbiology”,

El fármaco utiliza una tecnología de adenovirus humano de dos vectores diferentes, Ad5 y Ad26, para una primera y una segunda inyección. Sin embargo, Sputnik V no contiene adenovirus humanos vivos, sino vectores adenovirales humanos que no son capaces de multiplicarse y son completamente seguros para la salud.

La fórmula rusa puede distribuirse en forma liofilizada (seca), lo que requiere una refrigeración común, entre 2 °C y 8 °C. Esa es una ventaja compartida con la fórmula de Oxford/Astrazeneca, mientras que las candidatas de Pfizer y Moderna, por su tipo de desarrollo, requieren una supercongelación que dificulta la logística. No obstante, la primera tanda de Sputnik todavía no cuenta con esa tecnología de deshidratación y se conservará a 18 grados bajo cero.

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